Los arquitectos técnicos asesoran a los afectados por los incendios en la reconstrucción de sus viviendas Dormir con la puerta cerrada triplica la concentración de CO 2 en los dormitorios Seguir leyendo Seguir leyendo Dormir con la puerta cerrada triplica la concentración de CO2 en los dormitorios Un estudio realizado por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), en colaboración con la empresa UnaBiz, puso de mani-fiesto cómo dormir con la puerta cerrada durante la noche multiplica hasta por tres las concentraciones de dióxido de carbono (CO₂) en los dormitorios. El experimento, desarrollado en una vivienda de Madrid, analizó durante siete días consecutivos la calidad del aire interior en función de la ventilación noc-turna. Los resultados fueron contundentes: la persona que dormía con la puerta cerrada alcanzó niveles de CO₂ que llegaron a ser tres veces superiores respecto a las noches con la puerta abierta, con concentraciones que, en ocasiones, supe-raron las 2.500 ppm durante más de nueve horas seguidas. Estas cifras duplican ampliamente el umbral recomendado de 900 ppm, considerado como límite salu-dable. La presencia de CO₂ en concentraciones elevadas no solo afecta al sistema respiratorio, sino que también se asocia con problemas de sueño, fatiga, menor rendimiento cognitivo e, in-cluso, riesgos cardiovasculares. El estudio confirma lo ya de-tectado en 2022 por el CGATE en su informe sobre calidad del aire interior: un 84% de las viviendas analizadas superaba los niveles de concentración de CO₂ aconsejados, y un 10% alcanzaba valores críticos por encima de 2.500 ppm. Desde el Consejo se recuerda que medidas sencillas, como man-tener la puerta abierta o ven-tilar de forma cruzada, pueden marcar una gran diferencia en la calidad del aire que respira-mos en nuestros hogares. Los arquitectos técnicos asesoran a los afectados por los incendios en la reconstrucción de sus viviendas Los graves incendios forestales que asolaron España durante los meses de julio y agosto dejaron tras de sí más de 411.000 hec-táreas calcinadas y numerosas viviendas dañadas total o parcial-mente, especialmente en Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura y Madrid. Ante esta situación, el Consejo Ge-neral de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) destacó la urgen-cia de abordar la rehabilitación posincendio como una oportunidad para mejorar la seguridad de las viviendas situadas en la interfaz ur-bano-forestal (IUF). “No se trataba solo de reconstruir lo perdido, sino de levantar hogares más preparados frente a un riesgo creciente por el cambio climático”, subrayó entonces Alfredo Sanz Corma, presidente del CGATE. Los colegios de aparejadores y arquitectos técnicos de toda España ofrecieron desinteresadamente su asesoramiento a las administracio-nes y a los ciudadanos afectados para realizar, de manera gratuita, una primera evaluación del estado de las viviendas dañadas, clasificándo-las como recuperables mediante rehabilitación o bien como ruina. Este ofrecimiento complementaba las ayudas económicas aprobadas por las comunidades autónomas y las anunciadas por el Gobierno central, que oscilaron entre 5.160 euros (por daños interiores no estructurales) y 15.210 euros (en casos de destrucción total). Durante este proceso, la Arquitectura Técnica recordó que muchas de las viviendas afectadas ca-recían de medidas básicas de protección pasiva contra incendios, como estructuras de madera sin tratamiento ignífugo, cubiertas vulnerables, al-macenes anexos con materiales combustibles o la ausencia de instalacio-nes adecuadas de detección y extinción. De ahí que el CGATE insistiera en que la rehabilitación debía ir más allá de la reparación, incorporando soluciones constructivas que incrementaran la seguridad frente al fuego. Entre las recomendaciones figuraban el refuerzo de estructuras con mor-teros ignífugos, la aplicación de pinturas intumescentes en elementos de madera, la sustitución de cubiertas y fachadas por materiales resistentes al fuego, la instalación de sistemas automáticos de detección y rocia-dores interiores, así como actuaciones en el entorno inmediato de la vi-vienda con criterios de jardinería preventiva. El CGATE también reclamó la elaboración de una normativa espe-cífica que abordara la edificación en zonas de interfaz urbano-forestal desde una perspectiva integral, unificando criterios de edificación, ur-banismo y gestión del medio natural. “Los incendios ya no son hechos aislados: constituyen un riesgo estructural. La reconstrucción no puede limitarse a devolver las viviendas a su estado previo, sino que debe dar un salto cualitativo en seguridad, eficiencia y sostenibilidad”, concluyó Sanz Corma.