La historia del Vapor Cortès, uno de estos grandes complejos industriales, co- menzó en 1901, en el barrio de Ca n’Au- rell, muy cerca del centro de Terrassa. Con el paso de los años, estas instalaciones se fueron abandonando por el cierre y/o traslado de las manufacturas que las ocu- paban hasta que, ya en el siglo XXI, han vuelto a renacer gracias a la rehabilitación, realizada por Harquitectes, para conver- tirse en la nueva sede de Prodis, una enti- dad de iniciativa social sin ánimo de lucro cuyo fin es la asistencia y la promoción integral de personas adultas con discapa- cidad intelectual, trastorno mental o pa- rálisis cerebral. Punto de partida. Las naves están conformadas por la tradicional estructura perimetral de muros de carga de ladrillo cerámico, siguiendo un ritmo regular de pilastras y aberturas cada 3 metros. La luz de 12 metros de las naves se cubre mediante cerchas de madera –algunas estaban bastante afectadas por las goteras de cubierta– que siguen el mismo ritmo de las pilastras. La cubierta también sigue la tradicional estructura de correas y latas de madera y baldosas cerámicas rematadas con teja ará- bica. Entre las dos naves, la calle de servicio original se ha ido edificando a lo largo de los años con construccio- nes híbridas de estructura metálica y bóveda cerámica. Como consecuencia de las actividades industriales que se fueron llevado a cabo, todos los edificios han sido transformados y alterados a lo largo de los años. Por tanto, el valor del conjunto radica en su estruc- tura urbana en peine (nave-calle-nave), en su condi- ción arquetípica de nave industrial y en su imperfección inherente que ha resultado de la historia de sus trans- formaciones y de la memoria acumulada. Desde hace unos años, la Fundación Prodis está ini- ciando una transformación de su concepción de cómo