El Observatorio Industrial de la Construcción cifra en alrededor de 1,5 millones los profesionales trabajando hoy en el sector. ¿Cree usted que es algo coyuntural o una tendencia estructural? Lo que fue anómalo fue la caída tras la crisis: en 2007 teníamos 2,8 millones de trabajadores y en 2009–2010 bajamos a 700.000. Aquello expulsó a muchísimos pro- fesionales, pero no era la “velocidad cero” del sector. Tampoco los 2,8 millones eran la velocidad de crucero; eso respondía a una laxitud crediticia que impulsó una compra de vivienda por encima de lo que se necesi- taba. La velocidad de crucero creemos que debe ser 150.000 viviendas al año; ahora, estamos en 100.000, y para atender la alta demanda acumulada deberíamos construir 220.000. Se están incorporando más jóvenes, mujeres e inmigrantes, y eso hace subir las cifras, pero necesitamos mucha más gente. La licitación pública alcanzó 10.830 millones de euros (+25% interanual). ¿Es sostenible este volumen? “Con casi un 30% de paro juvenil, en el sector tenemos falta de jóvenes, envejecimiento de plantillas y poco relevo generacional. No puede ser”