Retos de futuro / sector Puedes ver la entrevista completa en formato vídeo aquí Llevamos un trienio de oro y este año también va a ser récord, pero aún no hemos llegado al nivel óptimo. Persisten carencias en conservación y mantenimiento de carreteras y otras infraestructuras, y hay demandas territoriales no cubiertas. Estamos tirando de fondos europeos y, después, será necesaria mucha mano de obra especializada para conservar y mantener lo que se está poniendo en marcha. Los visados de obra nueva crecen alrededor del 19,4% y los de rehabilitación un 6,9%. ¿Basta para paliar el déficit de vivienda? Es una buena tendencia, pero no suficiente. He- mos cambiado el ciclo: no podía ser que creásemos 220.000–240.000 hogares al año y construyésemos 90.000 viviendas. Había una demanda embalsada que tensionaba el mercado y encarecía precios. Ahora se construye más, pero hay que intensificar la producción de vivienda. El problema es especialmente intenso en grandes ciudades, aunque también existe en pequeños municipios. ¿Qué está frenando la oferta? La incertidumbre normativa. Un ejemplo es la Ley del Suelo, en concreto, el artículo 55. Un error formal en un procedimiento larguísimo (como un desarrollo urba- nístico) puede retrotraer todas las actuaciones a origen y retrasar diez años un proyecto. Eso ahuyenta la inver- sión: el promotor es conservador por definición. Hablemos de la falta de mano de obra. ¿En qué perfi- les falta más gente? En todos. De los albañiles (27% de las últimas con- trataciones) y encofradores, a gruistas, maquinistas y personal cualificado capaz de manejar máquinas muy modernas. Y, en paralelo, crece el uso de BIM, inteli- gencia artificial y programación para optimizar obras. Conviven oficios tradicionales con nuevas tecnologías. La vivienda utiliza intensivamente mano de obra. En cambio, la obra pública siempre se ejecuta porque es prioritaria para la Administración y para el conjunto de la sociedad; si falta personal o financiación, lo que más se ralentiza es la vivienda. ¿Cómo atraer a los jóvenes? Tenemos tres problemas: falta de jóvenes (no puede ser que con casi un 30% de paro juvenil falten jóvenes), envejecimiento de plantillas (poca gente por debajo de 50 años) y relevo generacional (transferencia de cono- cimiento). Cada vez más jóvenes llegan a la Fundación Laboral de la Construcción (FLC) a formarse, y el sector permite moverse y promocionar con rapidez. En cons- trucción no te aburres. ¿Y qué papel tendrá la mujer? Debe ser protagonista. En tres años hemos pasado de un 9% a más de un 11% de mujeres; esperamos un 12% este año. En cursos y obras vemos que, en tareas finas y detallistas, destacan mucho. Cada vez hay más mujeres en obra, manejando maquinaria y dirigiendo obras (arquitectas, arquitectas técnicas). En 2024 formaron a 110.000 profesionales y han lan- zado más de 40 acciones para 4.000 trabajadores. ¿Cómo detectan necesidades y las convierten en pro- gramas de calidad? La FLC tiene un presupuesto de más de 100 millones (aportación empresarial), más de 65 centros y 2.200 tra- bajadores. No competimos con la universidad: somos la universidad del sector. ¿Dónde se forma un albañil, un encofrador, un trabajador en espacios confinados o un buzo de obra marítima? En la FLC. Hemos puesto en marcha itinerarios modulares publicados en el BOE (an- tes del verano): los A (largos) se complementan con los B (medios) y los C (microformaciones de 60–80 horas). Es- tán pensados para inmigrantes o jóvenes que no pueden afrontar 600–900 horas seguidas. Puedes empezar con una parte (por ejemplo, poner enchufes), incorporarte rápido al mercado laboral e ir sumando módulos hasta completar la cualificación. Con estos itinerarios C pode- mos incorporar, e incluso regularizar, a inmigrantes que hoy están en economía sumergida, para que coticen a la Seguridad Social y trabajen legalmente tras una forma- ción publicada en el BOE. Pedimos a la Administración un empujón para desplegarlo rápido. ¿Qué aconsejaría a su hijo si quisiera dedicarse a este sector? Que sea feliz: el abanico es enorme y puedes evolucio- nar. Muchos comienzan de albañil, pasan a maquinista y acaban dirigiendo. Si quieres dirigir, obviamente In- geniería, Arquitectura o Arquitectura Técnica ayudan. Pero, ojo: un gruista en el Bernabéu maneja una preci- sión de cirujano; son profesionales extraordinarios. ¿Valora la empresa el talento más allá de los títulos? Siempre ha valorado saber hacer. A veces ni la empre- sa sabía que tenía varios electricistas titulados, porque lo importante era que el trabajo saliese bien. Aun así, la sociedad y el propio trabajador piden acreditación. Por eso, defendemos la cualificación por experiencia: si alguien sabe romper un doble hueco, un técnico lo detecta en un minuto. Hay que titulizar esa competen- cia. Empresas y trabajadores van por delante de las es- tructuras educativas. Pasó con la prevención de riesgos laborales (PRL) en los noventa: hoy ninguna empresa concibe no tenerla. Con BIM igual. Hasta que la nove- dad entra en programas, salen promociones y se con- solida esta cultura, pasa tiempo. Mientras tanto, el sec- tor aprende practicando. ¿Cómo pueden las Administraciones y la fiscalidad verde favorecer una construcción más industrializa- da, sostenible y eficiente? La Administración tiene un papel tractor muy importan- te y relación con medianas y grandes empresas. Debe haber transición fluida para pymes y, sobre todo, pagar lo que exige: no puedes pedir materiales más sosteni- bles y mantener precios viejos. Es positivo que entren cláusulas verdes en los pliegos. También hay que ayu- dar a los pequeños ayuntamientos: a veces el respon- sable de contratación está a media jornada y no puede introducir BIM o nuevos requisitos sin apoyo. ¿Interesa de verdad “lo verde” a las constructoras? El técnico pide prestaciones (estructura, ignífugo, acús- tica); el cliente final pregunta por energía, agua, recicla- je. El cambio es real: una obra de hoy no se parece a una de hace 20 años ni en procesos ni en materiales. De hecho, en casa, pequeños esfuerzos (ventanas, pla- cas solares, ahorro de agua) cambian la vida y la factura. ¿La Arquitectura Técnica responde a la transición di- gital? ¿Qué aporta por su versatilidad? Es el motor de la obra. Sabe cómo, dónde y cuándo ejecutar y con qué materiales. Es quien se mancha los zapatos y hace posible que todo funcione. Sin esa pie- za, nada funciona. Ha cumplido 51 años, ha sido reelegido y ha recibi- do el Premio Nacional de la Edificación del CGATE. ¿Cómo lo vive? Con orgullo y agradecimiento al Consejo y a su presi- dente. Es de mis primeros premios personales. Espero que no sean homenajes (ríe). He hecho una sola entre- vista de trabajo en mi vida: aquí, donde estamos senta- dos. Entré en 1999; pasé por jurídico, luego secretario general y ahora presidente. Desde entonces, he tratado con todos los protagonistas del sector. La Arquitectura Técnica ha sido una compañera constante. Si tuviera que, a modo de bola de cristal, decir cómo será el futuro del sector… Diría que es brillante. El Plan de Recuperación, la vivien- da, la rehabilitación y la industrialización nos sitúan como el sector que más cambia la vida de los ciudadanos. So- mos protagonistas silenciosos: pasamos de 2,7 millones de trabajadores a 700.000 sin protestar ni recibir ayudas. Tenemos un convenio moderno (referencia en Europa). Lo único que pedimos es que nos dejen trabajar. Si no hay luchas internas y mantenemos el rumbo –empresas, trabajadores, convenios, formación–, seguiremos siendo motor silencioso de la economía. • “Con formación, podemos incorporar, e incluso regularizar, a inmigrantes que hoy están en economía sumergida, para que coticen a la Seguridad Social y trabajen legalmente”