últimos 40 años se han dado dos revoluciones que han impactado profundamente en el sector de la cons- trucción: el desarrollo de la tecnología informática y el surgimiento de la moderna ciencia de la gestión de proyectos. Nunca antes, la ingeniería y la arquitectura habían gozado de semejante capacidad de cálculo, de procesamiento de datos, de destreza gráfica. Flamantes herramientas que todo lo prevén y lo parametrizan. En cambio, la productividad en la construcción es hoy un verdadero desastre. Frente a un crecimiento, desde los años cincuenta, del orden del 200% en la pro- ductividad de todos los sectores no agrícolas, el sector de la construcción presenta un desconcertante ritmo descendente. Es más, las previsiones, sistemáticamente, no se cumplen. Ni las económicas, ni las de plazo, ni mucho menos las de calidad. Cuando se aborda este tema, la ciencia suele em- pezar (y terminar) enumerando las “peculiaridades” de nuestro sector. Aquello de la naturaleza única de los proyectos, la dependencia del medio físico, la regula- ción, la multidisciplinariedad, etc. Pero en el 36, cuando Le Corbusier se maravilla del portento americano, todos estos factores ya existían, a pesar de que Excel aún no sumaba por nosotros. I nnov AT G ráfica del comportamiento de la productividad en construcción. (Fuente: Becker Friedman Institute, 2023/Traducción: Francisco Francés). Abajo, imagen de la construcción del Empire State Building neoyorquino. Los contratos colaborativos o IPD están proponiendo un ilusionante nuevo enfoque basado en la colaboración y en la confianza