pROcesos y materiales D esde esta tribuna, ya se ha explicado en alguna ocasión la importancia que tiene la calidad del aire interior en la salud de las personas (ver CERCHA 152 sobre el Estudio de calidad del aire interior en viviendas). Nos referimos a calidad del aire interior como uno de los apartados que hay que tener en cuenta para mantener una adecuada calidad ambiental interior junto con la vigilancia de otros apar- tados como la contaminación física o química. En cuanto a esta, a todos nos vienen a la cabeza esos problemas respiratorios que derivan en enfermedades crónicas, como el asma, o que agravan otras, como las alergias. Sin embargo, está comprobado, en el ámbito investi- gador sanitario, que una mala calidad del aire también puede afectar a otros sistemas de nuestro cuerpo como el cognitivo (se relaciona con enfermedades como el Alzheimer), el cardiovascular (relacionado con embolias) o el tegumentario (eliminando la protección de las pri- meras capas de nuestra piel), entre otros. Esto hace que, como Arquitectos Técnicos y socie- dad en general, debamos hacer hincapié en el cuidado de aquello que respiramos y diseñemos, ejecutemos y mantengamos las viviendas de acuerdo al principio de “viviendas sanas, personas sanas”. Esta mejora de nues- tros edificios ha tenido un empujón legislativo desde la Comisión Europea con la última Directiva de Eficiencia Energética de Edificios 2024/1275, en la cual se incluye, hasta en 22 ocasiones, el término “calidad ambiental in- terior” desde su artículo 1, en el que hace referencia a su objeto de mejora de la eficiencia “teniendo en cuenta […] las exigencias de calidad ambiental interior”. A estas refe- rencias, se le suma un cambio significativo, y es que, en sus artículos 13, sobre “Instalaciones técnicas de edificios”, y 15, sobre “Preparación para aplicaciones inteligentes de los edificios”, se prevén sistemas de clasificación de inteli- gencia del edificio y sistemas de gestión de las instalacio- nes para asegurar esta calidad ambiental interior. Todo ello, aportará datos de cada uno de los edifi- cios a su sistema de gestión y se basará en equipos de el dióxido de carbono es un indicador fiable de la tasa de ventilación que existe en las estancias de nuestras viviendas