cuyos responsables han elegido una de las propuestas de Barozzi Veiga para la sede de su Instituto de Creatividad y Tecnología y la escuela de posgrado. Juego de luces. Precisamente, fue este edificio el pri-mero que abrió sus puertas en Design District. Llamado A1, sus autores explican que este inmueble, “ubicado en la entrada, tiene una apariencia pulida como un espejo que refleja todo lo que pasa a su alrededor, mientras que D4, con su delgada fachada negra, se une a las activida-des de la plaza central. La apariencia de los dos volúme-nes expresa la idea de crear un solo proyecto compuesto por un par de figuras, cromáticamente opuestas, pero en diálogo entre sí. Las diferencias cromáticas aportan dos momentos a lo largo del recorrido por el barrio que, evidentemente, parten de una lógica proyectual unitaria”. El proyecto de Barozzi Veiga “juega con el imaginario del estudio de un artista, enfatizando el uso de la luz en un espacio de trabajo definido por grandes ventanales, salas de doble altura y cierta materialidad en bruto”, de tal manera que “la materialidad reflectante disuelve los © Iwan Baan La única condición que han tenido los arquitectos ha sido diseñar edificios con un solo núcleo de ascensor y escalera