tural, a cargo del arquitecto Francisco Alonso Martos. En ese mismo periodo se colocó una solería de terrazo sobre la existente de mármol del siglo XIX, poco ade-cuada con el valor patrimonial del inmueble. Asimismo, el suelo presentaba numerosas deformaciones y hun-dimientos como consecuencia de no poseer un firme sobre el relleno existente entre tumbas y bóvedas de enterramiento. A partir de los años setenta, comenzaron a realizarse en el interior obras sin ningún criterio, desapareciendo rejerías del siglo XVIII, añadiendo decoraciones de es-cayola y un elevado exceso de repinte de purpurina de molduras que alteraban la ornamentación barroca origi-nal dejada por el maestro Ramos; además de utilizar ma-teriales poco permeables, como morteros de cemento, pinturas plásticas, etc., que acentuaban las humedades de transmisión capilar, afectando a los revestimientos de suelos y paredes. Entre 2000 y 2007 se reparan las cubiertas y las fa-chadas.