Chimeneas / cultura diseño y tecnología Crafts pusieron en valor, a finales del siglo XIX y comien-zos del XX, el trabajo artesanal en objetos de decoración como las chimeneas que, en sus revestimientos, canastillos, pantallas, espeteras y repisas, renovaron su estética prolí-ficamente, como harían años después el art nouveau y el art déco, donde triunfaron patrones vegetales y naturales, así como los temas de carácter historicista. Tuvo que llegar la Bauhaus con su afán por reformar el arte, la arquitectura y el diseño hacia modelos más racionales para depurar líneas e incluir en las estancias modelos caloríficos minimalistas. Según avanzaba el siglo pasado, las chimeneas fueron perdiendo popularidad. La calefacción central, los radia-dores eléctricos y las catalíticas de butano fueron arrinco-nando aquel fuego del hogar que había hecho las delicias de generaciones y generaciones. Su encanto quedó re-servado para segundas viviendas ubicadas donde el frío impera. Pero quién le iba a decir a los lares que, en el siglo XXI, recuperarían su esplendor gracias a los astronómicos precios del gas y la luz… Sí, hoy las chimeneas viven su mejor momento, a tenor de los datos, que aseguran que, en 2022, su demanda ha aumentado un 40% con respecto al año anterior. Hoy, por mandato de la nueva directiva europea sobre Ecodiseño, todas las que se fabrican de-ben ser cerradas para mejorar su rendimiento energético. En cuanto a su morfología, las cosas tampoco son como antaño. ¿Tipo rústico como si estuviéramos en Chamo-nix? ¿Estilo parisino con columnas y fuego en medio? Ol-vídense, lo moderno ahora son los modelos libérrimos y sorprendentes: chimeneas en cerámica, acabados en me-tal y madera; que no tocan el suelo; que se fusionan con el espacio en el que se instalan; que se sitúan en el cen-tro de la habitación, y hasta colgadas como si de un cua-dro se tratara. Los tiempos cambian, las formas también, pero la belleza calorífica permanece en el interior. Con todo, llegados a este punto, no podemos dejar de pensar en Byron, Polidori y los Shelley. ¿Habrían resultado igual de inspiradoras estas chimeneas tan contemporáneas y disruptivas en una noche de tormenta en las tinieblas de Villa Diodati? Esa es otra historia… • Diseño y tecnología El diseñador francés Domi-nique Imbert cambió su acti-vidad docente en París por la vida en un pueblo medieval cerca de Montpellier para dedicarse a hacer realidad su sueño de niño: hacer muebles de hierro. En 1967, pensó que una buena forma de apro-vechar los trozos de metal desechados que había por su taller era crear una forma para hacer fuego dentro. Esta primera chimenea, bautizada como Antéfocus, fue el ger-men del modelo Gyrofocus (creada al año siguiente), el primer hogar del mundo sus-pendido y pivotante a 360º, que desplazaba la fuente de calor desde la pared hasta el centro de la estancia. Gracias a la investigación y los nuevos materiales, esta chimenea, objeto de deseo de los interio-ristas, ha conseguido las más altas prestaciones de eficien-cia energética sin perder un ápice de su diseño original.