dios en los que se ha analizado la rehabilitación de las fachadas con sistema SATE suponiendo una reducción del consumo energético de aproximadamente el 12% frente al 9% con el cambio en las instalaciones. En otros casos, se han utilizado facturas de consu-mos energéticos para hacer modelos de regresión que representan el rendimiento energético de diferentes actuaciones teniendo en cuenta los efectos de la tem-peratura exterior. De todos estos estudios, aunque sí se analizan casos con intervenciones en las fachadas, pocos utilizan datos reales de comportamiento, ya que la mayoría se apoyan en bases de datos generados por simulación a partir de datos de bases climáticas, dependiendo de la localiza-ción del edificio. La evidencia científica indica que exis-ten grandes diferencias entre las características térmicas de los elementos de fachada analizados in situ y los cál-culos realizados según los estándares de energía. Una de las variables que más difícil hace el estudio real es la que depende de los usuarios. Es decir, las cos-tumbres de uso energético que realizan los propietarios o inquilinos de una vivienda. La situación y el contexto social donde se encuentre la vivienda a rehabilitar tam-bién influirán en esos comportamientos. Un estudio de Figura 1: planos de planta de la vivienda en estado original y rehabilitada, y zonas de colocación de termopares. Elaboración propia. pROcesos y materiales