balse de Yesa, que supuso la expropiación de campos de cultivo, y posteriormente sus casas. El abandono. Las casas, que permanecieron por encima del nivel del agua, estaban cerradas; las voces se fueron y la vegetación comenzó a invadir las calles. Durante cincuenta años Ruesta fue una ciudad muerta, donde todos los días cae un tejado, una fachada y alguien se apropia de lo poco que queda... Esto provocó un declive no solo social sino también patrimonial, planteando serias dudas sobre la tutela de un ingente patrimonio cultural y paisajístico, sometido al abandono, al expolio y al avance de la recolonización natural. Desde entonces, el rodaje de La vaquilla y la cesión al sindicato CGT la han mantenido agonizante, siendo la mayor esperanza actual de vida para Ruesta el Aldea de Ruesta / urbanismo UN LUGAR SINGULAR Ruesta poco a poco recupera su imagen.