CULTURA / Espejos Un lujo decorativo. El gusto por este objeto ocasionó expresiones artísticas cada vez más sofisticadas, dando origen a auténticas joyas del interiorismo como la Galerie des Glaces (Galería de los Espejos) del palacio de Versalles, diseñada por el arquitecto Jules Hardouin-Mansart con 357 espejos de gran tamaño que hicieron las delicias del rey Luis XIV en su objetivo de deslumbrar a sus visitantes. O en una versión hispana más discreta, también la Sala de los Es-pejos del palacio de La Granja (Segovia) o la del palacio de Aranjuez. La fascinación por los reflejos cristalinos, origen de un estupor casi sobrenatural, también llevó a crear labe-rintos de espejos como los de Petrin Hill, en Praga (todo un entretenimiento para quienes se atrevían a entrar en ellos) o a decorar hasta espacios consagrados, como la mezquita de Shah Cheragh, en Irán. Arte a través del espejo. Las imágenes reflejadas tam-bién han sido protagonistas de grandes creadores. Y no nos referimos solo a las artes plásticas en su más amplio sentido. Como ya hemos visto, Lewis Carroll fue capaz de crear un mundo paralelo en A través del espejo, continua-ción de Alicia en el país de las paravillas. Igual de conocida es la obsesión de Jorge Luis Borges por los espejos que, en El Aleph, le llevó a contemplar “todos los espejos del planeta”, por más que no se reflejara en ninguno de ellos. Y qué decir del siempre sincero espejo imaginado por Pe-rrault, que traía por la calle de la amargura a la mismísima madrastra de la inocente Blancanieves. Esculturas y pinturas también han sido formatos donde el arte de reflejarse ha estado presente: desde la hogareña escena del Matrimonio Arnolfini, a Las meninas o la Venus del espejo, por citar algunos ejemplos que ya forman parte de nuestro imaginario. Ahora bien, no hace falta irse tan lejos en el tiempo, porque los espejos siguen muy presen-tes en la creación más contemporánea con obras maes-tras como las Infinity Mirror Rooms, de la japonesa Yayoi Kusama: colarse en ellas es hacerlo en un universo único (esta primavera, quienes visiten la Tate Modern de Londres podrán comprobarlo). También las piezas No Fear of Glass el arte del espejo De arriuna de las Infinity Mirror Rooms, de Yayoi Kusama © yayoi kusma, cortesía tate modern