que le va a llevar a ser el buque insignia de un nuevo Madrid”. Y es que las intervenciones en cascos históricos de ciudades importantes utilizando inmuebles existentes de gran valor siempre han resultado ser obras complejas. El reto consistía en aportar uniformidad al conjunto caótico y sin orden en que se habían convertido los edificios, como consecuencia de las continuas remodelaciones que los habían unido sin apenas planificación. Para ello, había que trabajar bajo dos premisas: mantener la configuración exterior del con-junto e integrar el uso hotelero, residencial, comercial y de aparcamiento en un proyecto de usos horizontales que reorde-nara los espacios y sus flujos de comunicación e instalaciones. El planteamiento de mezcla de usos ya existía en los edificios originales, en los que se combinaba la zona residencial con la comercial y las oficinas. Estas tipologías se desvirtuaron cuando diversas entidades bancarias ocuparon la totalidad de las edifi-caciones, y ahora se recuperan como planteamiento base de la propuesta: un complejo híbrido en el que conviven el hotel, las residencias y la galería comercial. Como novedad, se incorpora el uso hotelero, que no había estado presente hasta la fecha, y que no difiere sustancialmente del uso residencial para el que fueron diseñadas las plantas altas de estos edificios. La propuesta plantea un tratamiento conjunto y una ope-ración global cuyo objetivo es implantar en los edificios un unidad identitaria. Las fachadas existentes y los elementos de valor históricos sirven para dar una identidad a un centro cuyo interior se ha vuelto a construir. Sección longitudinal