revestimiento de los definitivos supone la finalización de la estructura del edificio. Durante todo el proceso, la estabilidad de la fachada se monitoriza mediante un sistema de control topográfico au-tomatizado que garantiza que los movimientos de la misma estén dentro de los parámetros de seguridad. Un sistema similar se instala en el túnel de Metro de la línea 2, para ga-rantizar que durante el proceso descendente no se producen deformaciones de la pantalla superiores a las admisibles. El trabajo de los artesanos. Durante la ejecución de los trabajos, se ha empleado un enorme esfuerzo en la restau-ración de más de 16.000 elementos ornamentales, que han vuelto a decorar este espacio, dotándolo de una personalidad indiscutible. Vidrieras, mármoles, rejas, lámparas, cubiertas de pizarra y otros elementos que merecen protección por su valor histórico, artístico y/o arquitectónico se han restaurado, después de haber sido cuidadosamente catalogados para ser reintegrados en su emplazamiento original. Esta minu-ciosa labor de catalogación, desmontaje y recuperación de elementos singulares se ha realizado con la contribución de pequeños talleres de ámbito muy local que emplean técnicas muy artesanales en los procesos de restauración. Se trata de piezas representativas que durante décadas formaron parte de los edificios y que, afortunadamente, no desaparecieron durante las importantes modificaciones que sufrieron estos inmuebles. los artesanos encargados de limpiar y recuperar las vidrieras han utilizado técnicas de los años cuarenta y vidrios antiguos Los edificios y su historia Los edificios y su historia El germen del Centro Cana-lejas Madrid fue el conocido como Palacio de La Equita-tiva, situado en un terreno de planta trapezoidal en la confluencia de las calles de Alcalá, 14, y de Sevilla, 3 y 5. Levantado en 1887, obra del arquitecto José Grases Riera, en el edificio, que contaba con varios usos –oficinas, comercio y viviendas–, desta-can las fachadas, considera-das como uno de los mejores ejemplos de arquitectura ecléctica de Madrid. Uno de los elementos más característicos es el chaflán, resuelto con una rotonda cilíndrica rematada por un torreón. En la plaza de Canalejas, 2, y con 12.000 m2 de superficie, Eduardo de Adaro firmó, en 1902, el edificio que fue la sede histórica del Banco Hispano Americano. La fachada, cons-truida con piedra arenisca, sigue los cánones eclécticos de su vecino, utilizando recursos clásicos, como pilastras, semicolumnas, en-tablamentos, frontones curvos, en los vanos, ménsulas, etc. Entre 1904 y 1907, en el número 7 de la carre-ra de San Jerónimo se construyó la sede del Crédit Lyonnais, obra de José Urioste. Justo al lado, en la calle de Alcalá, 10, se levantó en 1936 la sede del Banco Zaragozano, proyecta-da por Roberto García-Ochoa. Estaba previsto realizar un edificio de 12 plantas más dos sótanos, pero las obras se pararon por la Gue- rra Civil y, cuando se retomaron, el proyecto original se readaptó a la nueva normativa de alturas, que limitó a ocho las plantas sobre rasante. En 1940, el Banco Hispano Americano nece-sita ampliar su sede y adquiere el inmueble de carrera de San Jerónimo, 7, que había sido destruido. Dos años más tarde, la entidad compra el edificio de la calle de Alcalá, 12, ocupado por la Banca Sanz, que había sido absorbida por el Hispano Americano. Manuel Galíndez, especialista en arquitectura ban-caria, se encarga de unir estos edificios. En 1962, una nueva ampliación hace que este complejo se una con el inmueble de la plaza de Canalejas, 1, según un proyecto de José María Chapa Galíndez. En 1974, a este conjun-to se añade el edificio de viviendas que ocu-paba el número 6 de la calle de Alcalá, que fue reconstruido por Chapa Galíndez.